miércoles, 13 de mayo de 2009

Siempre hay un hueco

Extraído de la Revista Prendimiento 2006 - Edición nº 7
 
Siempre hay un hueco
 
Recuerdo 14 años atrás que tuve la oportunidad de entrar a formar parte de la banda de los Sayones
gracias a un buen amigo.
El grupo humano fue una de las cosas que más me impresionó, sin conocimientos, sin recursos,
pero con unas ganas y una dedicación que a la postre ha dado unos frutos innegables.
El cambio de instrumentos, el estilo de música y sobre todo el uniforme descubierto nos marcaría
para siempre, provocando con esas decisiones un antes y un después no solo en nuestra banda
sino en la música cofrade de nuestra localidad.
El día de la presentación de ese primer uniforme de gala ante Ntro. Padre Jesús Nazareno,
con esos ojos enrojecidos, esas miradas de complicidad, sin palabras pues todo iba por dentro,
la posterior actuación a los ancianos del Santo Hospital. En definitiva un cúmulo de circunstancias
que me iban haciendo cada vez mas inseparable de esta gran familia y que a la vez me hacían ir siendo
mas exigente con su evolución.
Principalmente, lo que más echaba de menos era una cuadrilla de costaleros que le diera más realidad
al andar de Jesús Nazareno, que transmitiera más sentimiento y devoción si cabe.
Qué experiencia, inolvidable, que orgullo, que derroche de pasión, emoción y sentimientos
esa primera vez a costaleros. Con qué mejor recompensa se pueda cobrar un trabajo realizado,
una dedicación, que ir detrás de Jesús Nazareno a costal, a costal de amigos, a costal de hermanos.
Hace 11 años el destino me obliga a desplazarme fuera del pueblo por motivos laborales,
no pudiendo dedicarme a los ensayos y debiendo dejar la banda. Fue un año muy difícil pero a la vez
satisfecho, ya que al encontrarme fuera, apreciaba mejor el trabajo que durante años se venia realizando.
Tras formarse la cuadrilla de costaleros y confeccionarse un paso, la junta de gobierno me encarga
el llamador del mismo, motivo que me produjo un mayor acercamiento no sólo a la cuadrilla
sino a la cofradía.
Comencé a interesarme por esta nueva faceta dentro del mundillo cofrade, nunca había estado
debajo de un paso, cómo sería, qué sentiría. Si especial fue aquella primera vez tocando a Jesús Nazareno
a costaleros, no lo iba a ser menos en esta ocasión, ya que no sólo andaba al ritmo de mi banda, de Tú banda,
sino que ahora era tus pies.
Creo sinceramente que la decisión de no salir hace dos años, nos hizo más fuertes, más serios,
más comprometidos, de otra pasta si cabe.
De otra forma no se entendería el aceptar ser la voz interior en mi primera salida,
al igual que tampoco se entendería aceptar esa responsabilidad sin el apoyo y el empuje
del grupo de personas que conforman esta cuadrilla, que aunque con corta experiencia
por sus años de salida, es inmenso en devoción y dedicación.
 
 
                                                             Desiderio García Dorado

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